En ambos
casos la respuesta es idéntica, no necesariamente.
Una persona
puede tener un alto sentido de espiritualidad, hablar a cada momento a Dios,
suplicar, pedir, agradecer, tener una relación personal con el Dios que haya
elegido, sea cual fuere. Todo esto lo hace para si mismo, como sustento a una
necesidad propia de estar en contacto con Dios, no asiste a ninguna iglesia, no
recibe consejo de ningún clérigo, busca su propio rumbo, para satisfacer su
propia espiritualidad.
Una persona
religiosa es aquella devota de alguna religión, aquella persona que vemos constantemente
en una iglesia o templo, la vemos
continuamente pidiendo consejo a su líder religioso, leyendo sobre los ideales
que pregona, si bien tiene a su Dios
presente, puede suceder que solo sea en público, puede pasar que esta
persona necesite estar en una iglesia para estar en contacto con Dios, no lo
tiene presente en su vida diaria, no ora no pide ni agradece más que en el
ámbito de su iglesia.
Esta persona
no tiene una relación personal con Dios sino lo que podríamos llamar una
relación corporativa, que depende de su líder o compañeros en la Fe.
Lo antedicho
no implica que una persona religiosa también sea profundamente espiritual, solo
intentamos establecer que ambas cosas no necesariamente van de la mano.
Debemos
saber reconocernos en alguno de estos grupos, sin duda lo más importante es
“su” propia relación con Dios, nadie sabe mejor que uno mismo sus pecados y
flaquezas, solo Dios, ¿porque simularíamos ser devotos? Esta actitud solo
engaña a los hombres, Dios no es engañado, sabe lo que hay en nuestro corazón.
El dará a cada uno en la justa proporción.
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